Soledad del paisaje                                                                              

Se queda solo el paisaje, 
abandonado. 
Ve alejarse a los que pueden cambiar de rama florida, 
de tierra laterítica,
de cielo azul, 
de verde raquítico, 
de agua escasa y concentrada, 
de…

No tiene mejilla para dejar resbalar una lágrima 
que intente retener, con la lástima, el abandono.
Espera un giro de cabeza,
una última mirada, 
para conseguir colarse en la retina del que se va. 

¡Como subirse en marcha a ese viaje que no comprende!

Pero no es posible, en el vagón van 
otras ramas, 
otras tierras, 
otros colores 
y el agua inmensa y amenazante…

Esculpida en el aire tenso

Esculpida en el aire tenso,

al encuentro del alba sonrosada,

una hoja de otoño alabeada,

retuerce sus bordes ya resecos

y se dora, ardida de luz, en la mañana.

Resignada a irse al tetragrama

de tierra, agua, fuego y aire

que el canto del paisaje reclama,

formas efímeras despoja,

de su tersa frescura y lo posterga,

desposeída ya en su abandono,

a lucir la luz postrera que la acosa. 

Sol

Gozo al despertar en la iluminada mañana

La oscura montaña cubre aun el sol

para, en breve y desde la cumbre,

volcar su cargamento de rayos, que

rodarán ladera abajo hasta el río

provocando allí un estallido de luces

replicando miles de soles diminutos.

Resalta de luz la pradera,

Se destacan las hayas y los robles,

 las vacas echan humo por sus lomos

Y el primer humo de las chimeneas,

alborotado, sube contento de ser notado…

Versos

Sentado a solas en la habitación,

la tarde va entregando las luces

al sol que se marcha hacia el ocaso.

En las manos el libro que estoy leyendo.

Las páginas murmuran en secreto,

los versos de un poeta ilustrado:

quejas de amor y olvido,

manzanas podridas de la dicha.

Pausa. 

Levanto la vista del murmullo.

Recorro la habitación hacia un rayo,

último, terminal y casi sin color,

que ilumina un inédito rincón 

donde una mosca pone la escala.

Me deslizo por el borde superior de un cuadro,

hasta llegar a la ventana desde donde

se asoma la rama de un árbol.

Me balanceo en ella junto a un petirrojo

que no para de piar, anhelando del sol

los rayos, al alba, volver a ver.

La vista vuelvo a los versos

y no recuerdo cómo van los amores

del poeta y vuelvo a empezar.

Tu mirada

Cuando la ola me empuja,
me tira y me revuelve
en su mundo acuoso,
algo interno siento en mi.
como si el agua
entrara en todo mi ser,
o yo me volviera como ella.

Cuando busco en el aire
de la montaña,
el más suave de los soplos
y lo aspiro con éxtasis
sintiendo que entra en todos mis alveolos,
creo que podría volar
y moverme en el azul
como nube blanca.

Cuando veo tu mirada
suavemente posarse en la mía
me emociono tanto,
que siento llegar a los confines del mundo.

Pensamiento

Clavado en el aire un pensamiento,

roza las copas de los árboles, 

en un bucle del aire se hace hoja,

que en otoño cae rozando la corteza

áspera del roble y queda prendida

de un musgo verde que lo ciñe.

En la cárcel feliz de la costumbre,

inicia un vuelo con la brisa,

busca en el suelo su aposento

y en un rayo de sol que la ilumina,

en un bello pájaro se transforma,

rápido y veloz hacia el azul.

Veo la luna sonriente en la tarde salir,

aún en el contorno del monte, el sol

resplandece oscureciendo el día.

El humo de las chimeneas se estanca

sin salida en el valle…

Una suave brisa me coloca sobre el humo

disuelto entre las flores, una hoja.

Oscuro y somnoliento pienso.