A las pruebas del mundo me remito, ¡Al fin el mundo es esto! Una llama que devora lo vivido. Un bosque lleno de árboles que no veo. Un mar que se niega en el horizonte. Una nube que tapa el azul y amenaza empaparme. Un grito que en la noche se hace estrella. Oxigeno que me permite respirar y que no veo. Y exhalar el CO2, al contemplar, la salida del sol. Una hormiga atareada acarreando una hoja. Yo con mi libro en la cola del bus. Cuestión de perspectiva. Infinidad de colores para disfrutar de la primavera. También el blanco y negro para días de tristeza. El perseverante crepúsculo anunciador del fin de todo. La roca que ha vivido !tanto¡ La arena que acaricia mis pies y que fue roca antes. La Tierra, un grano de arena en la playa del universo El río que insistentemente pasa, juntando unas gotas a otras gotas. Al encrespado mar, dirigen el vuelo, las gaviotas. Las palabras ensartadas, repetidas y habladas, una y otra vez sin ocupar espacio. Los planetas, los países, las fronteras, Los cañones, los aviones y las guerras Las religiones, las mentiras y la nada Las galaxias y los agujeros negros. La vida con su azaroso quehacer. No hay fénix, solo ceniza. Al borde del infinito contemplo tu sonrisa
