Los sueños soñados van atados a la ternura del agua por el riachuelo de la vida sin más prisa que la ansiedad que tiene, de recibirlos, el mar. Van llegando en multitud, seleccionados por las olas, los barcos llenan su carga soñada, buscan un puerto sin importar el mapa. Complacidos los astros hacen guiños, ¡constelaciones de sueño!. La luna, sabedora del ensueño, agita el agua en un vaivén mareal, meciendo los sueños, en el mar del olvido.
