La soledad de la tarde.

La soledad de la tarde golpea contra las hojas
que caen solitarias y lentas por ausencia de viento.
En un matorral, dos pájaros se mecen en la rama,
sin trinar se miran y miran absortos el silencio,
que se adorna en sucesivas oleadas.
Apuntalándose en sus colores la tarde,
avanza lentamente en esas horas inciertas,
en que las sombras de las cosas se alargan
y parece que el tiempo se ha muerto,
donde aún falta para ver las estrellas,
que el sol incendie, con llamaradas trémulas,
el fondo donde se unen cielo y tierra,
derrumbando todo y resolviendo las sombras.

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