Nos fascina la idea de ciudades sumergidas.
Peces y medusas que entran por las puertas,
las medusas cerrándose como un paraguas,
entrar de otra manera es de mal agüero,
no porque esté sumergida en agua,
procedimiento de adivinación que dice la academia.
La Atlántida, anacrónica narración de Platon,
creó en el imaginario de las gentes, lugares
ahora habitados por nereidas y sirenas irresistibles
y todo con las verdeazuladas iridiscencias del agua.
Una catedral sumergida, sirvió a Debussy como pretexto,
para su preludio, basando en un antiguo mito,
describiendo nota a nota y gota a gota, cómo
en las mañanas claras emerge la torre de la catedral
del fondo de un mar, siempre extraño y admirado.
Es verdad. Nunca se me había ocurrido cómo sería la vida de las ciudades sumergidas. Un buen tema.
Salud.
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