Después de la tormenta

Una armonía recobrada al paso de la tormenta
se fue instalando poco a poco.
Las hojas de los árboles fueron recobrando
su posición, más erguida,
al dejar de escurrir las últimas gotas.
El arroyo, casi en silencio antes, ahora
suena en su hablar con la diminuta arena
que lava y transporta,
hacia un mundo de raudales abiertos.
Una luz gris opaca, de un sol aún escondido,
va iluminando escaso los rincones.
En las tejas aún cuelgan algunas gotas,
aumentando su grosor hasta caer
estrelladas en el húmedo suelo.
Un caracol aprovecha esa humedad
para favorecer su desplazamiento.
En el cristal tan solo dos gotas,
eligen camino para llegar al final.

2 Comentarios

Deja un comentario