Contemplo un amarillo mar
que derrama su trigo en el paisaje,
rompiente de olas su espuma roja,
la brisa lo trae suave hasta mi orilla
sin borrar mi escrito en la arena.
Las gaviotas se han vuelto golondrinas,
Revoloteando inquietas sobre el azul,
encendido perfume, irresistible luz.
Las cigarras imitan la resaca de la orilla,
y el efímero mar sigue con su música ritual,
llegando cadencioso hasta la orilla.
