Busqué en las montañas
sus secretos más íntimos,
sus mensajes tan crípticos,
pero perdí el paisaje.
Indagué en los restos
de animales pretéritos,
que dejaron sus bellas instantáneas pétreas,
para enseñarnos cómo era su vida,
pero perdí el paisaje.
Rocas mostrando íntimas marcas
de catástrofes, inundaciones,
ondulaciones de las mareas,
restos de idílicas playas nunca vistas,
pero perdí el paisaje.
Levanto la cabeza de esos
paisajes petrificados, que
no podré disfrutar,
para recuperar el perdido,
el que realmente me permite
escribir esto.

Está claro que no perdiste el paisaje, tu alma de poeta no lo permitió
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