Mármol de Paros I: Cantera

Bien calibradas naves, con su robusta quilla,

cortan un mar que se confunde con el cielo

a la búsqueda del codiciado material.

El mar con su delicada espuma, decían,

se ha petrificado formando un blanco monte.

En la isla nunca antes habían visto un barco así:

Espléndido velamen y armoniosos remeros,

gentes con bellas túnicas en cubierta.

Los parios contemplaban en la orilla el prodigio,

que siguieron, admirados, hasta la cantera.

Allí midieron, observaron pasando la mano

sobre los blancos y brillantes bloques

de espuma originaria, movidos por andrajosos

esclavos ajenos a la belleza bruta

que encierran esos bloques aún sin talla.

Los compradores miden y calculan 

cuántas tejas, saldrán de ellos para completar

la cubierta del templo a la diosa en Atenas.

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