En la oscuridad,
bajo la anchura de la noche,
cruzamos un mar de miedos,
con aguas abismales, donde flota
el baúl sin deshacer del tiempo,
de donde salen sonidos en forma
de palabras sueltas, como cenizas de frases.
Imágenes que no definen paisajes,
olores y sabores entremezclados,
atropellándose unos a otros,
formando una realidad desconocida
fruto de una lejanía arrastrada,
que llegara indescifrable a la orilla,
como cualquier resto de naufragio.
