Camino lentamente sobre las losas
en la calle principal de la que fue Pella.
Los soportales del Ágora no me brindan sombra
El mar queda ahora lejano,
cada vez más lejos rompen las olas,
ansiosas por llegar a la orilla perdida.
No oigo el roce del agua en la playa.
No hay naves, de curvada quilla,
que golpeen los amarres sobre las maderas.
La tierra ha ganado al proceloso mar
inundándolo de cascotes, esplendor
de las montañas circundantes.
Busco el fulgor de otros tiempos
en estas gloriosas ruinas de Pella,
donde se celebraban los éxitos de conquistas
y la destrucción de otras ciudades.
Y todo queda en nada,
montones de cascotes del derruido imperio,
colmatan y reducen el mar de la historia.
Eres un mago uniendo naturaleza y cultura, con ese halo de nostalgia que llega tan profundo.
Enviado desde mi iPhone
Me gustaMe gusta
Gracias. La magia también la pone el lector
Me gustaMe gusta