La soledad inmensa de la tarde,
del metálico invierno declinando,
muestra gotas de lluvia que cuelgan
del castaño sin hojas en la vereda,
monótono orvallo, insistente agua,
viento que mueve la húmeda niebla.
Reflejos de mar tienen los suelos
mojados, ventanas abiertas a batir
de olas, que los pájaros imitan con las alas
mirándose en los charcos buscando
luces ocultas del negado poniente.
Invierno cansado y en lluvia postrado,
musgos persistentes envueltos en verde
perlados de gotas y una hoja caída,
del castaño y a destiempo, dormida
ha quedado sobre el acuoso verde.
La primavera vendrá tiñendo los recuerdos
grávida de flores y de hojas verdes.
