¡Alocada letra!
No supe de tu existencia,
en los felices años de la infancia,
hasta que las profesoras, mandonas,
y exigentes, con su aire terrorífico
como venidas de otro mundo,
te colocaron sobre el balancín del columpio.
Ellas lo llamaban quebrado
y desde aquel momento fueron apareciendo
nuevas palabras,
venidas de no se qué otro mundo:
Ecuación, incógnita, despejar, sistema…
¿Qué alocada existencia la tuya!
Colocada siempre en diferentes sitios:
Arriba, abajo, sola, elevada,
multiplicada, sumada, restada, dividida…
y al final, despejada.
Y por fin, dejando de ser tú
O quizás siéndolo de manera más concreta,
valorada.
Llegado a este punto,
Siempre quedé pensativo.
¡que complicación! Y que poca diversión,
para jugar al escondite.