El orbe extendido en el abismo
la noche serena y calma.
Sobre el mar un camino plateado,
sin final o destino establecido,
en continuo movimiento,
ímpetu de encuentro de olas y espuma,
nacidos del mismo esplendor.
Desde la orilla, fúlgido reflejo,
contemplo el halo sobre las aguas,
el silencio presente me rodea,
callados los astros navegan en sus aguas.
Noche de universo en movimiento.
Asido a un punto firme, pero
náufrago en la noche estrellada,
aferrado como un ancla en tierra,
con nudo fuerte de vida, miro.