Roca desgarrada
Arrancada de su naturaleza
Golpeada, clavada, arrastrada,
Transformada, no en alada ninfa,
ni en Apolo autocomplaciente,
ni tan siquiera orlada para cualquier
capitel de los tres órdenes.
Trasladada por quien sabe qué manos,
te dieron la ubicación, sin entrada,
situándote en el doce peldaño
de la subida a la grada izquierda,
del teatro en la ladera de Pérgamo.
Tu destino no fue admirarte.
has soportado el peso de ¡tantos pies!
que ya falta parte de ti misma.
Ahora, contemplando la eterna representación
que sucede más abajo,
esperas que se baje el telón inexistente,
sin saber claramente cual es el final
de una naturaleza muerta,
a mitad de camino de una representación
