Encina, estatua solitaria en la llanura,
lugar de encrucijada en el camino,
hito en la lejanía que indica el norte,
has conocido miles de pasos cansados,
todos los temblores del mundo conoces,
Sin agua fresca que prestara un río,
grata sombra de desnuda soledad,
proporcionas, en el calor del estío.
Una piedra arrimada a tu tronco
reposo, tal vez, del ser cansado
al reverberar el sol del mediodía,
encendiendo las piedras y la arcilla,
alguien colocó un día,
descansó sobre tu rugosidad su espalda,
tú le diste apoyo y él su compañía.
Tus perennes hojas con ojos miran,
los caminos polvorientos y escarlatas,
acercándose en ellos, los que buscan
la grata sombra de desnuda soledad
