Ha venido a quedarse el silencio

Ha venido a quedarse el silencio
donde silencio ya había,
perdiéndose sus límites entre,
la tarde que caía, sin estrépito,
y el monte azul que de ella tira.
Un viento, fingiéndose brisa,
se inventa caricias, 
mueve las hojas, con soplos
de sombra y rayos que terminan,
imitan a inquietos pájaros
y estos, quietos en la rama, miran
sin trinar, los pasos lentos del astro
recogiendo los rayos en su aljaba.

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