La montaña saturaba la vista
de un silencio majestuoso.
Una maraña de azules, verdes y grises,
colores desprendidos del paisaje,
en una apoteosis de luz,
se mezclaban dando paso,
sin movimiento alguno,
a una oscuridad indefinida
surgida de hacinamientos inquietos
de diferentes elementos que veo
y que poco a poco se van
homogeneizando,
presencia y ausencia de formas,
en una ceguera densa
en el final de la tarde.
Solo una línea indefinida
delimita el contorno de la montaña.