La montaña saturaba la vista de un silencio majestuoso. Una maraña de azules, verdes y grises, colores desprendidos del paisaje, en una apoteosis de luz, se mezclaban dando paso, sin movimiento alguno, a una oscuridad indefinida surgida de hacinamientos inquietos de diferentes elementos que veo y que poco a poco se van homogeneizando, presencia y ausencia de formas, en una ceguera densa en el final de la tarde. Solo una línea indefinida delimita el contorno de la montaña.
