Los espartos se mueven a mi lado,
mecidos por la suave brisa de la tarde
que arrastra una humedad salina
a depositarse en la arena donde estoy sentado.
La vida, como un mar inmenso,
y en el horizonte un buque negro.
Se acercan las olas surcando ese mar gris
cadenciosas trayendo, a lomos, recuerdos.
Muchos se quedan sumergidos en la vida.
Adornados de blanca espuma, otros,
llegan con nostalgia hasta la orilla.
Los finos tallos de esparto, se mecen
y acarician mi brazo extendido,
intentando atrapar algo de espuma.

Me parece tan bueno comp transciendes tus sensaciones .
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