Argéntea de pálida faz
que cruzas rauda sellando el final
del día con la mágica sombra, aún falta
llenar la plenitud de tu semblante,
cuestión es de perspectiva, sin demora
en tu ascensión ciega cenital, al astro sol
ves huir, quedando tú con su arrebol,
dispuesta a cederle al que alumbra,
terminada la amelga de la noche,
el resplandor de la enigmática penumbra.
