Cerca del río, en el soto,
al arrullo de la fresca música del agua,
y queriendo mirarse en ella,
un narciso inclina la cabeza
con ansias de alcanzar el azogue
que flotando, sin interrupción, baja.
Un cuervo negro vaga por la orilla
destacando entre la escasa nieve,
que aún conserva el prado.
Multitud de ojos escudriñan el espacio.
Y él, aún henchido de ansiedad,
se estira para ver la música que pasa.
La felicidad se desvanece,
como la luz del sol al paso de la nube:
El agua inconsciente, cantando pasa,
sin dar la imagen que el narciso espera,
abrazado a imágenes fugaces.
Del cuadro sale volando el cuervo.
La campana se levanta hacia el sol
mostrando sus dorados estambres,
un insecto se para a libar en ellos.

Tu reaparición anual nos anuncia la inminente llegada de la primavera.
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Febrero es el momento de florecimiento de estas flores
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Ya se huele esta primavera adelantada y ningún cuervo nos puede estropear el efímero placer de libar la vida.Gracias por recordarnos con tu poesía tan vitalista y hoy amarilla y frágil.
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recordarnoslo.
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