Narciso

Cerca del río,  en el soto,

al arrullo de la fresca música del agua,

y queriendo mirarse en ella,

un narciso inclina la cabeza

con ansias de alcanzar el azogue

que flotando, sin interrupción, baja.

Un cuervo negro vaga por la orilla

destacando entre la escasa nieve,

que aún conserva el prado.

Multitud de ojos escudriñan el espacio.

Y él, aún henchido de ansiedad,

se estira para ver la música que pasa.

La felicidad se desvanece, 

como la luz del sol al paso de la nube:

El agua inconsciente, cantando pasa, 

sin dar la imagen que el narciso espera,

abrazado a imágenes fugaces.

Del cuadro sale volando el cuervo.

La campana se levanta hacia el sol

mostrando sus dorados estambres,

un insecto se para a libar en ellos.

4 Comments

  1. Ya se huele esta primavera adelantada y ningún cuervo nos puede estropear el efímero placer de libar la vida.Gracias por recordarnos con tu poesía tan vitalista y hoy amarilla y frágil.

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