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Ochentayseismilcuatrocientos,
veintiocho letras para nombrar
tan sólo cinco números.
Representan mucho cada día.
Despertamos a lo inesperado,
con afán de dejarnos sorprender
por lo conocido, hurgamos en el vacío
que llenándose de lo cotidiano,
va descubriendo nuevas posibilidades.

Cuarentaytresmildoscientos,
Numerosas letras aún,
pero el indicador numérico señala,
inexorable, la reducción de cantidad.
Que importa ese dato, aquí el día
esta en su mejor momento,
no estoy para números.

Veintiunmilseiscientos,
Es algo tarde ya, empiezo a estar cansado,
debería tomar un respiro.
Y ese número ahí, raudo
hacia el final y al principio al mismo tiempo.
Me sumerjo en los aromas de la tarde
pensando en el número inicial,
ese será otro día, de este,
aún me quedan, segundos que degustar...

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