Sonidos del mar

No debe perderse la costumbre
de escuchar los sonidos enigmáticos del mar.
El rugido furioso cuando encrespado
amaga con tragarse la orilla, con olas
que estallando en mil pedazos
llegan remansadas a la arena.
La constante abrasión de los cantos rodados
en su ir y venir en la oscilación de la marea.
Sonidos de su enérgica respiración
que calma nuestros sentidos descansando
la vista en el horizonte ¡tan lejano!
Pasa volando una gaviota y añade con su graznido,
los agudos que le faltaban al paisaje

Rápidas y agitadas descienden

Rápidas y agitadas descienden

las aguas henchidas de luz,

que a través de los alisos

ilumina el sol de la mañana.

Se van transformando las sombras

en la soledad acuosa y sonora.

Cada rincón recibe luz en movimiento,

¿son minutos o solo segundos?,

de un abismo de furia luminosa.

Alguna hoja, 

agitada por una levísima brisa,

plena de vida, reparte

rayos que sobresaltan a las sombras.

El agua, vestida de sedas, insinúa

en transparencias sus puntillas blancas,

mientras ondulante y constante pasa.

Desde lejos, el sol en su cenit

Ilumina los contornos de los árboles.

Los sonidos crean un silencio inmóvil.

Todo se mueve lentamente y sin sonido,

cegado por el sol, 

al salir de la vida hermosa de las cosas.