Andar

Levántate.
No es necesario mucho equipaje
tan solo un poco de entusiasmo.
Libre observación,
sin limites a lo inmenso
sin desdeñar lo mínimo,
dejando la imaginación desatada.
Y así viendo que el final
tan ansiado del camino
aparece a cada
lado de la cuneta,

¡no existe el final!

Aquí y no allá están:
la gota de rocío sobre
la abierta rosa refrescante,
la golondrina que vuelve a su nido,
la melancolía, que a borbotones,
circula por venas y arterias
llevándote, medio exhausto,
al borde del verso
para empezar...

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