Gozando de su hermosura, una gota,
presencia pura en el pétalo de una rosa,
agua serena,
inmóvil en la tersura, del rosado cuenco que la aloja,
espera,
el instante preciso,
el frágil vuelo y en compañía del aroma,
a depositarse en el suelo y el follaje.
De la rosa lleva sus átomos de perfume
qué resistirán bien aferrados,
los envites del impetuoso río
hasta su llegada al mar.

El poder de la rosa. Precioso.
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