Ríos

En los confines del mundo,
lugar donde tienen final todas las cosas,
el aire paralizado asienta una noche inerte,
con sombras aprisionadas sobre un lago.
De los confines de la vida y agotados
llegan con sus aguas varios ríos.
Olvidando hasta sus orígenes
llega el Leteo, con plácida corriente,
no recordando las vicisitudes del recorrido.
Cerca, el Meandro, retuerce su pesado caudal,
indeciso en sus vueltas, si entregar las aguas
o regresar a las fuentes.
El Aqueronte afligido por su escaso caudal,
mientras el Cocito llora su transformación
en apestosa ciénaga.
Todos llegan, cargados de restos de vida,
a la laguna, inmóvil, incierta e inquietante
de las aguas de la Estigia.

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