He llegado con esfuerzo ante tu porte imponente, deslizo mi mano sobre tu arrugada corteza y me aferró a ti en un abrazo desigual. Dicen que es bueno sentirse uno con los árboles, ¿Con todos? Te veo diferente. recto, equilibrado, sobresaliendo tu copa por encima de los otros para ver el algodón verde del bosque Te cimbreas cuando sopla el fuerte viento, esquivas el rayo cuando este amenaza, dejas que la lluvia se deslice por tu tronco hasta llegar a las raíces, para luego, subir fortalecida en vivificadora savia. En el letargo invernal, te dejas vestir por un suavísimo manto de impoluta nieve. Cuando paso a tu lado busco tu mirada y mi complacencia. Aspiro tu olor, te siento respirar. Y con un leve asentimiento, de tu copa, me dejas, por un momento, aspirar tu savia vital.

Precioso poema. Los árboles. Los dioses de la tierra. Un saludo.
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Totalmente de acuerdo
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