En lo profundo de la espesura
en íntima pulcritud de sombras,
ponderado todo equilibrio,
certeza y vocación de espacio,
abunda allí conciliación de formas.
En una rama de haya, de una hoja extrema,
pende una gota irisada, sin conturbar,
solo doblega levemente su estar,
ensimismada en el espacio que ocupa,
dobla, imperceptiblemente, el ápice.
Madejas de lluvia caída en el azabache
la dejan rezagada de otras impacientes
y ahora, en la gracia de la gravedad,
elige, al fondo, en la madura umbría,
un brillante pétalo de crocus,
dejándose caer levemente en él,
la hoja lentamente se equilibra
