Álamos

Álamos del río en su ribera,

delimitáis el curso de la inquietante 

y apresurada agua, por llegar

siempre puntual a su cita con el inmenso

Lloráis como las hijas del sol,

ambarinas gotas que adornan 

vuestras temblorosas hojas,

pasada ya la luz de la luna,

después que las estrellas hayan

dado por terminada su carrera,

para que el río las lleve al salado.

Viéndoos, Climene reconocerá 

el destino de sus hijas al haber ayudado

a su hermano a hurtar las riendas de los rayos

del que diariamente todo ilumina.

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