Suelta la nube, libre en sus contornos,
pasa ligera rumbo a disiparse,
ser tragada por la luz, que la ilumina,
por la tierra que la crea, cuando
el sopor del sol, arde el húmedo bosque
incendiando de humo toda la fronda,
desguazando el agua indefinida
en figuras de formas distraídas.
Incluida en la vastedad del paisaje,
en el invertido mar navegas.
Imponiéndose un azul intenso,
tendido hacia su propia calma.
La luz ajada del otoño, tornasola
en el ocaso, los límites de tu forma.
