Fabuladas por las hijas de la memoria, iban entregando sosegadamente: tardes apacibles de verano, el tic tac del reloj antes de sonar la alarma, el barco inmóvil en el horizonte, el gorjeo interminable de los pájaros, el crujiente sonido de los pasos en otoño, espacios de tiempo vacíos, la mirada detenida en lo diáfano viniendo cegada de lo oscuro, la pintura verde de la mesa algo desconchada, la diminuta ola mojando los pies, el suspiro hondo que aleja el cansancio, ... y como las hojas de un libro, Iban pasando, extraídas del olvido, retazos de vida acumulada.