Desde el abedul

Subido al extremo de la rama 
de un abedul aun con hojas
contemplo nuevos espacios abiertos
desde abajo insospechados.
Ya sé que os parece absurdo,
la rama no aguanta mi peso,
pero si decidí subir
era para mirar ese mundo nuevo
que se intuía desde abajo y
desde la rama y con ella,
sentir el atardecer desde allí.
Desciendo por el tronco
cuando el sol dora
la corteza blanquecina del abedul
y me cruzo con una hormiga
que hace el mismo trayecto
con inquietudes diferentes a las mías.
No le sorprende si aguantará la rama mi peso.
Así son las hormigas, van a lo suyo.
Sombras nuevas y vivas
por el brillo del agónico sol
van resaltando los bordes de las hojas…

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