Las horas

Las horas de la mañana,
como doradas rosas y violetas,
lucen destellantes, alocadas en danza,
sobre el azul juvenil que las embriaga.

En ámbar dorado, las del mediodía,
elevan los brazos al cenit,
giran y se mueven lánguidas,
entre una brisa cálida y sestean
descansando a la orilla del río.

Como grises sombras salen,
las horas del crepúsculo,
con túnicas grises y trasparentes,
dejan pasar los agónicos rayos,
de un sol ya no visible.

Las horas de la noche, enlutadas,
caminan a paso presto y marcado,
haciendo sonar campanillas,
de ruido sordo, llamando,
a alguna de las otras horas rezagadas.

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