De la cantera de Paros arrancado de su origen un blanquísimo bloque marmóreo aguarda, sobre rodillos, a ser transportado. La madre roca, desde su herida, lo contempla con tristeza. Tu destino no será esquina de templo. Confía en tu belleza interior y no olvides tu procedencia. Otros hermanos saldrán tras de ti. En un lugar os esperan, hombres hábiles, que con sus cinceles, y a golpes, os quitaran estas rústicas vestiduras mostrando el moldeado cuerpo de una Venus o el musculoso torso de un Hermes. Seréis admirados por todos. y recordad, que antes, grandes fuerzas sin cinceles, os formaron también para ser admiradas en destinos menos importantes. Yo seguiré aquí, testigo de vuestra procedencia,