Sahara

La fina y amarillenta arena
no finaliza al encontrarse con el agua,
continúa interminable el brillante color
abarcándolo todo y el inexistente mar,
que parece haberse fundido con el cielo,
amenaza, empujado por el sol,
desplomarse sobre la superficie ondulante.
Aplastante desmesura de infinitos,
que invita a frenar los pensamientos,
a dejar volar los sentidos
aspirando el silencio, sólo roto,
por la emocionada respiración.
El paisaje atrapa en su esplendor,
la dureza y altanería de lo extremo.
Un inmenso río, da una gran vuelta,
en esta inmensidad triturada
refrescando a su paso la vida,
el aire y el infinito.

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