El sol agónico

Un sol agónico, incendiado en llamas,
derrite la fragancia de las nubes,
las sombras se alargan deformando dimensiones.
Así las crestas de los montes crecen y
la tarde muere envuelta en su tristeza,
con los últimos trinos de los pájaros.
Un mirlo en su arrebato se lanza hacia el moribundo.
dejando temblorosa la rama,
entre un rumor de brisas, luces y humo desprendido
de los verdes campos asombrados.
Para no perdernos, la luna sale
arrastrando consigo la inquietud de la noche.
El sonoro silencio se instala.
En el preámbulo de la oscuridad surgen
sonidos en desorden, que auguran el fin del día.
La costumbre los hace gratos.
Serenan el espíritu ante el túnel de la noche,
en el camino hacia la nada.

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