Llegan del mar deshechas olas frías.
Rueda el tiempo.
¿Cuántas habrán llegado, igual de frías,
mientras yo solo miraba al horizonte?
Llueve sobre el agua.
La tarde va dejando suavemente las sombras.
Estas se acomodan en la arena, resaltando
las mojadas crestas de los pasos.
En el acabamiento del día
he acercado mis labios a los tuyos,
buscando la tibieza que las olas no traían.
