Noche, íntimamente con lo oscuro y en lo oscuro generando sombras que ennegrecen más la noche, solo blancura de cristales si la luna sale.
Noche de los enamorados solitarios insomnes a la espera de alargar el tiempo, aguardando, quién sabe, qué cupidos, hagan deslumbrante la noche.
Noche caliente de los enfermos estremecidos en los abismos de la fiebre, doblando las paredes y abriendo bocas en ellas por donde se escapan hálitos débiles.
Noche en completa oscuridad, aunque haya una lucecita encendida, poblada de monstruos y fantasmas que prestos están a saltar dentro de la cuna.
Eos cotidianamente viene a borrar oscuros abismos y ridículos fantasmas, con las túnicas y cadenas rotas, empequeñecidos por la explosión de luz.