Ciprés

Se iluminaba ante mí el camino,
reseco y ocre en el principio del verano.
Oscureciste por un momento el cielo
elevándote y clavándote en él.
Solitario en el cruce de caminos,
sin hojas que una brisa mueva.
En otros sitios apagas la clepsidra.
Aquí vacío sin mudas tapias blancas,
encerrando huecos removidos de tierra,
¿Quién te plantó creyendo que atrajeras,
a tus pies a los que ya nada dicen,
a los que las palabras callan después del silencio?

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