Del agua de este río.

Del agua de este río ya he bebido,
aunque no supe lo profunda que era la sed.
Ahora pasa, sin inquietarse, ¡como siempre!
y mis labios están resecos pero sin sed.
No lamento haber dejado pasar
un río grande entre mis dedos sin beber una gota de él.
Bajo el ciprés la sombra es estrecha.
No refresca más el viento si sopla más fuerte.
De las gotas bebidas no se queja, por su falta, el mar.
Delante de nuestros ojos ya pasó nuestro destino,
y solo queda recoger guirnaldas y banderas.

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