Un gélido azul se fundió en gris, conforme avanzaba, la oscuridad fue invadiendo todo a su paso. Desapareció la percepción de lo lejano y lo cercano no era más que un abismo oscuro. El parloteo ruidoso de los cantos rodados, en las invisibles aguas del arroyo, rompen el silencio de los aromas de las adelfas, acompañan al vacío oscuro, como el canto enigmático de la curuxa, un ladrido de un perro en lejanía... Hasta que salga la luna y su corte de estrellas, el abismo oscuro se llenará de silencios.