Al igual que el sol,
en los límites del monte
pierde solidez en alguno de sus rayos
y los otros,
como queriendo suplir su falta,
parece que la incrementan
y más que esconderse en las sombras,
parece que sale en la mañana tras la aurora.
Así la vida en sus atardeceres,
muestra signos de euforia
para después arrebatarla y dejar
que se deslice al otro lado de la montaña.
