El oro del último crepúsculo





El oro del último crepúsculo,
silencioso,
entra por la ventana.
Ya no tiene ansias de Alba.
Esta Ofelia, en la mañana,
sin darte cuenta, recogió
todas las flores de su guirnalda,
con suave brisa caminó lenta,
hacia dónde cae la tarde.
El oro ciega los ojos.
Se va el perfume de las flores.
El silencio de la luz calla.
La vida se queda quieta,
mientras, la noche aguarda

Deja un comentario