Atravieso el bosque después de haber llovido. Húmedo mundo de brillos, de impacientes gotas, que estáticas titilan a la espera de un destino truncado, El sol se inmiscuye entre las hojas, biselando la luz de las inquietantes gotas, que terminan desprendiéndose, abismándose solas, sin pertenecer a nada, en un infinito de secas hojas. Rompiéndose en mil brillos, desechos del cuerpo de agua
